No es un final, es un horizonte

Hola de nuevo a tod@s, aunque esta vez por última vez :(

Quiero cerrar (al menos por ahora) reflexionando sobre lo que hemos  vivido y explicando por qué elegí esta temática para mi blog.

Durante todas las entradas he intentado sostener una mirada crítica sobre la educación, desde esa tensión entre lo que hay y lo que podría haber. Para mí pensar en la escuela siempre ha sido pensar el mundo en el que queremos vivir, y aunque desde la Sociología me he dado cuenta de que la escuela no puede ser la solución a todos los problemas, sí que creo que debe acompañar a cualquier cambio social y político revolucionario. 

Con este blog he intentado crear un espacio donde reconocer que la escuela nunca es neutral y abogar por lo colectivo, por lo justo y resistir a la lógica de "esto es lo que hay".

Desde el principio, esta idea de resistirse a lo establecido y pensar más allá del funcionamiento actual del sistema fue lo que me motivó a establecer esta temática. Aunque estrictamente el término utopía proviene del griego ou («no») y topos («lugar»), por lo que significa “no lugar” o “lugar inexistente”. Algunas teorías afirman que “utopía” viene de eu (“buen”) y topos (“lugar”), o sea, “buen lugar”. Tratándose de un juego de ideas de Tomás Moro, un “no lugar” que es a la vez un “buen lugar”. 

Me parece importante, aunque a much@s os pueda parecer ingenuo, no resignarnos a este sistema (tanto educativo como político y social) como si fuera el único que existe (o puede existir). Cuando asumimos que las demás alternativas son inalcanzables, nos condenamos a vivir  en este "uno" no porque no haya otros, sino por pura falta de fe en el cambio. Y es que, más que habernos hecho incapaces de imaginar, nos han hecho creer que no tenemos el poder de transformar.

Quiero poneros algunos ejemplos de posibilidades que se veían inalcanzables durante siglos y que finalmente se consiguieron. Por ejemplo, la esclavitud o la educación a las mujeres. Hasta el siglo XIX que se abolió, existió la esclavitud, y aunque en el proceso hubo muchas personas que se revelaron contra ella, lo que parecía imposible fue real gracias a repetidas luchas fracasadas y quizá mucha gente utópica e ingenua. En el caso de las mujeres, como hemos visto en clase, la universidad como la conocemos seguramente date del siglo XIII, sin embargo hasta finales del siglo XIX las mujeres no pudimos asistir. Igualmente, lo que parecía imposible e inimaginable durante siglos, se hizo realidad gracias a la lucha de las mujeres.  

Repensar las organizaciones y los sistemas, también en educación, implica revisar las narrativas que nos han contado. Y nos sirve apara darnos cuenta de que la desigualdad no es ni inevitable ni el precio del progreso. Si asumimos que las jerarquías son el precio del progreso, estamos asumiendo que no hay nada que hacer. Según Graeber y Wengrow el problema no es que no sepamos imaginar otras formas de organización social (o escolar), pues la historia está llena de experimentos sociales diversos, sino que el relato dominante ha sido manipulado para hacernos creer que no hay alternativa al sistema actual, pues ya fracasaron o nunca existieron. Así, al estrechar lo que se considera “posible”, también se reduce nuestra capacidad de desear, de resistir y de construir algo distinto. Este blog, ha sido, en parte, un intento de ensanchar ese "margen de lo posible" donde existen otras ideas de futuro. La utopía no niega la realidad, pero tampoco se resigna a ella.

Esto me lleva para terminar, a animaros a soñar la escuela no como un espacio neutro, pero político, para revisar lo que no funciona y construir en colectivo. El cambio de la escuela debe ir unido al cambio social. 

Gracias por acompañarme en este camino y por leerme ❤. Os dejo para terminar con este extracto de Fernando Birri, narrado por, y muchas veces atribuido a, Eduardo Galeano, que resume el propósito de este blog y que me ha inspirado a escribir el título de hoy.

¡Hasta pronto! ❤❤❤